A veces lo exterior es tan hostil que hay que volverse hacia el interior. Corren tiempos de polémica barata y malintencionada, la ciudad cada día más impersonal y aferrada al individualismo y la especialización, lo maleducado es normalidad y hasta el saludo es motivo de asombro, desde aquí un grito suave para provocar entendimiento, comprensión, naturalidad, sonrisas, relativizar, dialogar, mirarse el ombligo puede ser un buen comienzo, pensar antes de actuar con malicia, ser más humildes, regresar a darse una vuelta por el campo puede ser un segundo paso, salir de lo apabullante para entrar en lo admirable y lo fascinante que el paisaje con su sencillez nos impregna.
Qué es realmente lo importante? , qué merece la pena? cuál es camino correcto?,
quiero volar lejos del dolor, lejos de las hostilidades, si recuerdo la sonrisa de la chica de la tienda árabe de la plaza mayor se me curan todas las dialécticas de mi corazón, tengo que callar más y trasladar esa sonrisa a mis propias hostilidades. Me la juego voy a intentarlo a pecho descubierto.
sonando Movin´n the right direction, Stephany Mills.
4 comments:
Suerte, pequeño saltamontes.
Siempre merece la pena jugársela. Es la única forma de sentir la vida. Así que ánimo ;)
Supongo que merece la pena aquello que tu quieras que la merezca. Pero una sonrisa siempre merece la pena, eso es universal
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